EL TIEMPO EN PEÑARROYA-PUEBLONUEVO

domingo, 31 de octubre de 2010

CAPITULO 9

Sospecho que su partida, la realizó a través de una migración de pájaros silvestres. Antes de marcharse, ordenó detalladamente su planeta. Deshollinó los volcanes en actividad con sumo cuidado, eran dos y el principito los utilizaba diariamente para calentar su desayuno. Había un tercer volcán, pero en estado de extinción. Sin embargo, como decía mi amigo: "nunca se
sabe...!" y deshollinó igualmente el volcán extinguido. Si se deshollinan regularmente los volcanes, pueden evitarse las erupciones. Para la grandeza de nuestra tierra, somos demasiado minúsculos para deshollinar volcanes, es por eso que nos causan tantos disgustos.
Arrancó tristemente los últimos brotes de baobabs que se hacían visibles. Tenía la sensación de no volver jamás. Esa mañana en particular, estos trabajos de rutina le eran sumamente agradables. Regó la flor por última vez, la resguardó con el globo de las fuertes corrientes de viento, y descubrió deseo de llorar.
-Adiós-dijo a la flor.
La flor no respondió.
-Adiós-insistió el principito.
La flor tosió, pero no precisamente por padecer un resfrío.
-He sido tonta-murmuró al fin- Te pido disculpas e intenta ser feliz.
Estaba estupefacto por la ausencia de reproches. Algo paralizado, permanecía de pie junto a la
flor con el globo en su mano. Intentaba comprender esa calma mansedumbre.
-Claro que te quiero!-le dijo la flor- Por mi culpa, no te has enterado de nada. Creo también
que has sido tonto como yo. Guarda ese globo, ya no lo quiero.
-Pero el viento...
-No estoy tan resfriada... Soy una flor y estoy segura que el fresco aire de la noche me hará
bien.
-Y los animales...?
-Es necesario soportar dos o tres orugas si realmente deseo conocer a las mariposas. Debe ser
hermoso! De lo contrario, quién vendrá a visitarme? Tú ya estarás lejos. En cuanto a los
animales, tengo mis garras para defenderme, no les temo.
Lució inocentemente sus cuatro espinas. Luego dijo:
-No demores tu partida, es molesto. Si has decidido irte, pues... vete ya.
No quería que la viese llorar. Ciertamente era una flor muy orgullosa...

martes, 19 de octubre de 2010

CAPITULO 8



De a poco fui conociendo mejor a esa flor. El planeta del pincipito tenía flores simples, con una sóla hilera de pétalos, no molestaban a nadie ya que apenas ocupaban lugar. Se las hallaba de pronto una mañana entre la hierba y luego por la noche, se extinguían. Pero... aquélla, de la que hablaba el principito, germinó un día de una semillita traída quién sabe de dónde y a quien el principito había vigilado muy de cerca. Podía tal vez ser un nuevo tipo de baobab. Pero al poco tiempo dejó de crecer y comenzó a transformarse en una bella flor. El principito que asistió a todos los cambios que iban produciéndose, al ver el capullo enorme, creyó que de ello iba a surgir alguna aparición milagrosa. Y, al abrigo de su cámara verde parecía no terminar nunca de preparar su embellecimiento. Elegía con sumo cuidado sus colores. Lentamente se vestía ajustando uno a uno sus pétalos. No quería nacer llena de arrugas como las amapolas.
Quería aparecer con el pleno resplandor de su hermosura. Era por cierto muy coqueta. Por fin
una mañana, decidió mostrarse junto con la salida del sol.
En medio de un gran bostezo, la flor que había trabajado con tanta perfección, dijo;
-Ah!, perdóname... Recién me despierto... Todavía estoy despeinada.
El principito en un estado de máxima admiración exclamó:
-Eres hermosa!
-Es cierto. He nacido al tiempo que nació el sol.
El principito notó que era muy poco modesta, pero... era tan conmovedora!
-Si no me equivoco, creo que es hora de desayunar-dijo la flor- Serías tan amable de acordarte
de mí?
Algo confuso, el principito tomó una regadera llena de agua fresca y sirvió a la flor.
Se mostraba ciertamente vanidosa. Un día por ejemplo, dijo al principito refiriéndose a sus
cuatro espinas:
-Ya pueden venir los tigres con sus garras!
-Despreocúpate, en mi planeta no hay tigres, pero además, los tigres no comen hierbaargumentó
el principito.
-Yo no soy una hierba-agregó con seductora suavidad la flor.
-Oh... perdóname.
-No temo a los tigres, pero... las corrientes de aire me horrorizan. Tendrías un biombo para
protegerme?
"Horror a las corrientes de aire... No es una suerte para una plante-pensó para sí el principito-
Esta flor es bien complicada..."
-Aquí hace mucho frío, de modo que durante la noche, me meterás bajo un globo. Veo que hay
pocas comodidades. Allá, de donde vengo...
Había llegado bajo la forma de semilla, de modo que no podía conocer absolutamente nada de
otros mundos. Se sentía avergonzada por haberse dejado sorprender por una mentira tan
inocente, tosió dos o tres veces como para poner en falta al principito.
-Pero... dónde está el biombo?
-Iba por él, pero... como me estabas hablando!
La flor nuevamente forzó la tos como para afligirle aún más.
Es así como el principito comenzó a dudar de ella y se sentía muy desgraciado.
"No debí escucharla-me confesó un día-; es mejor no escuchar a las flores. Tan sólo
contemplarlas y aspirar su perfume. La mía endulzaba con su aroma todo mi planeta, y aún
así, yo no podía gozar de ello. Quizá la historia de las garras, que tanto me fastidiaba, debe
haberme conmovido...
Me confió luego:
"No supe entonces comprender. Cometí el error de haberla enjuiciado por sus palabras y no por
sus actos. Iluminaba y perfumaba todo mi planeta. Jamás debí haberla abandonado! Debí
haber intuído su ternura detrás de sus ingenuas astucias. Las flores son tan contradictorias! Y
yo... demasiado jóven para saber amarla.

¡¡¡¡¡ SIGAMOS LEYENDO!!!!!

Vamos a seguir con la lectura del libro “El principito” que lo deje aparcado en el mes de mayo. Si no os habeis entrado hasta ahora, leer los capitulos antiguos antes de leer el de esta semana y si los habiais leido, volved a leerlos para que os pongais al día. Cada semana pondré un capitulo y espero que me hagáis llegar vuestros comentarios. ¡¡FELIZ LECTURA!!